29 marzo, 2013

Crítica» Encajes y pecados, de Meagan McKinney

ENCAJES Y PECADOS DE MEAGAN MCKINNEY
B. Zeta bolsillo.
Van Alen I

Ella se ceñía a las normas de la alta sociedad.
La luz de gas iluminaba los cabellos dorados de Alana Van Alen. Nacida para el lujo, se codeaba con los Astor y los Vanderbilt en los grandes salones. Sin embargo, se estremeció de miedo y algo más cuando se encontró ante el apuesto e implacable Trevor Sheridan. Sheridan, el hombre que había llevado a la bancarrota a la familia de ella y pretendía sacar a la luz el escandaloso secreto familiar en caso de que Alana no aceptara su ultrajante proposición, su chantaje emocional ... ni el beso que le paralizó el corazón.
Él las transgredía. 
De origen irlandés y criado en la calle, Trevor pronto aprendió a conseguir las riquezas y las mujeres que deseaba. Experto en los juegos de poder, desarrolló el que destruía a todas las familias distinguidas que lo habían desairado. Embaucar a la hermosa Alana era su naipe de triunfo, aunque no tenía la intención de desearla... hasta que la belleza y decisión de la joven le quitaron el aliento. Ahora los deseos de ambos los llevarían al éxtasis o a la ruina.

Meagan McKinney es una de mis autoras favoritas, y tengo todos sus libros que se han ido publicando en España. Me parece una escritora maravillosa que es capaz de deleitarnos con unas bonitas historias llenas de grandes personajes. Esta vez nos vamos a encontrar con la clase alta de Nueva York que muestra su desdén por todos los que no son como ellos, y especialmente con los irlandeses.

Trevor Sheridan es un personaje fuerte, poderoso e implacable, aunque detrás de esa fachada lo que busca es el amor y la aceptación. Creció siendo extremadamente pobre, con una cojera que intenta ocultar, y en un momento en el que los irlandeses eran odiados. Sólo cuando está con su familia se permite ser cariñoso y vulnerable. Teniendo en cuenta todo esto, su actitud aunque equivocada, puede ser excusada y comprensible. Está tan cegado por su venganza que no puede ver que Alana lo admira desde el principio en sus intentos de proteger a su familia.
La heroína es una combinación perfecta de fuerza, determinación e inocencia. Desde el principio se sienten atraídos el uno por el otro, y es ella la más honesta en admitirse a sí misma que lo desea y que no sabe cómo manejar la situación. Por eso siempre entendemos por qué hace lo que hace. Y es a través de su dolor y del dolor mutuo, que empezamos a conocerlos y esperamos que puedan superar los obstáculos que los separan y que reconozcan el amor que existe entre ellos. Pero esto no es fácil y eso lo hace creíble. Me encantó como por más que Trevor intentara engañarse a sí mismo repitiéndose que sólo era lujuria, no pudiera evitar que Alana derribara sus defensas y como consecuencia terminara enamorándose de ella.

Los personajes secundarios son una delicia, desde Eagan, el hermano de Trevor, que durante el libro goza de ser el centro de atención durante un capítulo con una historia de lo más conmovedora; a su hermana Mara, ingenua, dulce y encantadora, a la que la autora también dota de protagonismo al final del libro. No puedo olvidarme del mayordomo, algo entrometido, pero que resulta ser de lo más entrañable.
Ahora le toca el turno a los malvados….. El premio gordo se lo lleva el tío de Alana, al que dan ganas de pegarle una patada en culo desde la primera página en la que aparece. Y Caroline Astor, figura histórica que manejaba a toda la sociedad de Nueva York como le venía en gana.

Si aún no habéis descubierto a Meagan McKinney os invito a hacerlo, porque estoy segura que es una autora que nos decepcionará y con la que podréis descubrir a unos personajes y a unos libros estupendos.

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