19 octubre, 2016

Crítica» Edenbrooke, de Julianne Donaldson

EDENBROOKE DE JULIANNE DONALDSON
Libros de Seda.

Marianne Daventry haría cualquier cosa por librarse de Bath y de las atenciones del señor Whittles. Así pues, cuando recibe una invitación de su hermana melliza, Cecily, para pasar con ella el verano en una magnífica casa solariega en el campo, no se lo piensa dos veces.
Por fin podrá relajarse y disfrutar la campiña mientras su hermana conquista al apuesto heredero de Edenbrooke.
Sin embargo, hasta los planes más sencillos pueden torcerse y, para empezar, se verá envuelta en una aventura inesperada que empezará con un aterrador ataque a su carruaje y un coqueteo aparentemente inofensivo.
¿Podrá refrenar a su traicionero corazón o caerá rendida a los pies de un misterioso desconocido?

Julianne Donalson dice que creció leyendo a Georgette Heyer y Jane Austen, y que quería escribir historias situadas en la regencia, pero con un toque moderno… pues con Edenbrooke lo ha conseguido.

Está claro que hay mucha inspiración de estas autoras pero no intenta imitarlas, lo cual es muy útil para facilitar la lectura de la novela. Es decir, hay descripciones estupendas con el suficiente detalle para sentirnos dentro del periodo histórico, pero sin cansar.

El romance que se desarrolla en el libro no es el típico amor a primera vista, si no que nos encontramos ante un amor basado en la amistad, ya que mientras su química es instantánea, sus sentimientos se desarrollan más lentamente. Notamos como se van enamorando de una forma progresiva… a fuego lento.

Marianne, nuestra protagonista, es encantadora, divertida y muy ingeniosa. Ella preferiría caminar por el bosque, montar a caballo y aprender, que quedarse en el salón y bordar como las otras damas refinadas. Su conflicto interno entre sus deseos y la inferioridad que siente ante su hermana, están muy bien tratados sin llegar a la exageración. Aunque a medida que la historia avanza la vemos ganar más confianza en sí misma.

Phillips, el héroe, es todo lo que deseamos: guapo, divertido, inteligente, espontáneo e integro. En definitiva, un perfecto caballero decidido a comportarse honorablemente y cumplir con lo que se espera de él, aunque por dentro esté deseando otras cosas…

El resto de personajes van desde ser adorables o peculiares, a ser frustrantes y cansinos, pero cada uno de ellos agrega algo a la historia, aunque a primera vista parezca que no.
Me reí mucho con Wyndham, el ligón pesado con ínfulas de poeta, que produce un montón de diálogos cursis y algunas situaciones algo incomodas. Pero el personaje secundario que crece en importancia es Cecily, la hermana melliza de Marianne. Una muchacha poco profunda y obsesionada con encontrar un marido adecuado, y que resulta bastante molesta, sin embargo me sorprendió en el momento menos esperado...

Ya era hora que se publicara de nuevo en España un libro romántico con mayúsculas, para que la novela romántica vuelva al sitio que le corresponde... aunque sea poco a poco.

2 comentarios :

Lucia dijo...

Ya te dije que ibas a opinar lo mismo que yo, y has tardado mucho en subir la reseña ¡anda que no leíste hace tiempo!

Raquel Pérez dijo...

@Lucia: no me descubras jodia jajaja. Además, sabes que la había "perdido " las notas por casa... y hasta que las encontré, telita marinera.

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